Si observamos el paisaje de la provincia de Burgos, vemos como éste se ha ido modelando poco a poco por el ser humano, que lo ha ido transformando desde tiempos ancestrales hasta nuestros días. Convivía con él, se adaptaba a él, se aprovechaba de él, siendo sus habitantes, sus construcciones, su uso y manejo, parte vital del mismo, creando así lo que podemos llamar el “paisaje cultural castellano”.
La intensificación agroganadera y la urbanización poco estética y sin control, junto a la pérdida de conocimientos e identidad debido al desarraigo provocado por la despoblación, entre otras cuestiones, están poco a poco acabando con este espectacular paisaje rural burgalés, que es mucho más que una bonita estampa.
Palomares, tenadas, hornos de pez, salinas, chozos, molinos, lagares, colmenares…son sólo el reflejo actual de cientos de años de duro trabajo aprovechando los recursos naturales de forma sostenible y respetuosa, generando biodiversidad, conocimiento, cultura, arraigo, economía y vida.
Aún estamos a tiempo de preservar este ingente patrimonio (en gran parte en ruina o casi) y para ello, desde la Fundación Oxígeno, nos ponemos manos a la obra, motivando a decenas de personas voluntarias, vinculadas a cada pueblo y rincón, a echar una mano.
Este primer inventario comunitario, participativo y popular, tiene como objetivo la cultura tradicional apícola burgalesa, las abejas, las colmenas, la miel y la arquitectura rural ligada a este oficio.
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